Cuando llega el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se aborda el papel de las mujeres en todos los oficios. Y en la cocina también hay techo de cristal, también hay diferencia salarial, también hay sacrificio, también hay acoso… Ellas cocinan de siempre. Los chefs famosos siempre se refieren a sus madres, a sus abuelas, pero ellos siempre son los protagonistas. Copan los congresos, las portadas de revistas sobre personalidades influyentes, aparecen por abrumadora mayoría en los medios de comunicación…
El congreso Parabere Forum lleva desde 2015 luchando por la visibilidad femenina en el mundo de la gastronomía y recopilando una base de datos que demuestra la enorme cantidad de mujeres en los fogones, en la alimentación, la nutrición, la producción, el pensamiento, la industria, la comunicación… todos los campos que tienen que ver con la comida. Desde una perspectiva multidisciplinar y abierta a la participación de hombres cómplices con el gastrofeminismo. La primera edición, en Bilbao, tuvo por lema inspiración. La segunda, en Bari (Italia), apostaba por las emprendedoras. La tercera, en Barcelona, planteó una redefinición de la sostenibilidad.
La cuarta edición de Parabere, que se celebra en Malmö (Suecia), ha puesto sobre la mesa las ciudades comestibles. El famoso cocinero danés René Redzepi, que acaba de abrir en Copenhague su renovado Noma y es padre de tres hijas, ha lanzado un compromiso que deberían seguir otros chefs: el personal de su restaurante se formará con igualdad de género. «Mi objetivo no es ser el mejor restaurante del mundo, sino el mejor lugar para trabajar del mundo».
Pero conviene poner la lupa en más restaurantes, quizá más progresistas que la mayoría de las empresas. Ejemplos: en Arzak predominan las mujeres y lleva las riendas Elena Arzak. Sant Pau también lo lidera una mujer, Carme Ruscalleda, y en su equipo hay mujeres con puestos de responsabilidad (por ejemplo, el I+D o la partida dulce). En El Celler de Can Roca, los tres hermanos titulares han emprendido un sistema de conciliación de la vida laboral y personal que implicará doblar la plantilla.
Siempre es conveniente sacar al escaparate iniciativas modélicas para que inspiren a las nuevas generaciones, y aunque no sea tan ambicioso como el foro internacional Parabere, en Madrid lleva ya dos ediciones el encuentro Gastronomía es Femenino. Organizado en el espacio Platea por Facyre (Federación de Cocineros y Reposteros de España) y la ONG Mujeres en Igualdad, incluye este año la presencia de la cocinera Susi Díaz, titular de La Finca de Elche y jurado de Top Chef; Rosa Vañó, directora de Castillo de Canena (premiados recientemente por sus aceites ecológicos); los responsables de la empresa familiar Clavo Food Factory, con mayoría de personal femenino; la sumiller Ana Acín, de Venta del Sotón, y un grupo de empresarias y representantes de medios de comunicación debatirán sobre la visibilidad (escasa) de las mujeres en la gastronomía.
Si, como piden los movimientos feministas, las mujeres hacen huelga general, ¿qué pasaría si el 8 de marzo paran de trabajar las miles y miles de mujeres de restaurantes y bares en toda España? Millones de personas se quedarían sin comer.
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