Homenaje al ‘aita’ de la cocina española, Juan Mari Arzak

Homenaje al ‘aita’ de la cocina española, Juan Mari Arzak

Juan Mari Arzak, tercera generación en los fogones, chef incombustible y energético, 30 años con tres estrellas Michelin en su restaurante, ha recibido un homenaje por parte de 20 cocineros españoles que le consideran su “padre espiritual”. El tributo ha sido en forma de plato, versiones personales de creaciones del gran cocinero vasco (San Sebastián, 1942), un sabio que ha sabido guisar la tradición con evolución e innovación y cuya hija Elena Arzak ha heredado la pasión y la excelencia culinaria.
Pero ella no ha cocinado en este homenaje promovido en Marbella por Dani García, en una nueva edición de su evento 4 Manos, cuyo menú tributo giró en pasadas ediciones en torno a Ferran Adrià, Joël Robuchon y Nobu. Elena Arzak ha sido testigo de la emoción del aita -a quien le dedicaron una tamborrrada al puro estilo donostiarra- sentada a una mesa, al igual que estuvieron de comensales Ferran Adrià y Martín Berasategui.

Arzak fue recibido en Marbella con la marcha de San Sebastián. @arzakrestaurant

La lista de homenajeadores es larga: Ferran AdriàAlbert Adrià (grupo elBarri), Joan Roca (El Celler de Can Roca), Martín Berasategui (Martín Berasategui), Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Quique Dacosta (Quique Dacosta Restaurante), Ángel León (Aponiente), Paco Roncero (La Terraza del Casino), Diego Guerrero (DSTAgE), Toño Pérez (Atrio), Ramón Freixa (Ramón Freixa), Paco Pérez (Miramar), Josean Alija (Nerua), Francis Paniego (El Portal del Echaurren), Marcos Morán (Casa Gerardo), Nacho Manzano (Casa Marcial), Ricard Camarena (Ricard Camarena Restaurant), Paco Morales (Noor), Pablo González (La Cabaña Buenavista), Aitor Arregi (Elkano) y el anfitrión, Dani García.

Este fue el MENÚ TRIBUTO A JUAN MARI ARZAK

Gyotaku con mochi de cabracho, de Diego Guerrero.
Huevo con pimentón, bogavante a la parrilla y cuajada de bogavante, de Ramón Freixa (izquierda), y Soufflé de txangurro a la donostiarra con palo de regaliz y estragón, de Quique Dacosta.

 

Que los profesionales españoles de la gastronomía le rindan sus respetos a Juan Mari Arzak es casi un deber, pues él siempre ha mostrado generosidad con sus colegas y las nuevas generaciones, la cantera que se hace fotos con él como si fuera (es) un dios. Es admirable verle en los congresos, en primera fila, tomando notas en una pequeña libreta, haciendo piña con otros cocineros, hablando incansable con todos los periodistas que le quieren entrevistar. Todos hemos aprendido (y aprendemos) del vitalista Juan Mari.

Juan Mari Arzak, en el congreso Diálogos de Cocina. /Rosa Rivas

Aunque el veterano chef guipuzcoano es remiso a los homenajes -“parece que la vas a cascar”, dice con su habitual ironía- se dejó querer esta vez en Marbella, rodeado de colegas amigos y discípulos, que le festejaron en un 19 de marzo convertido en el día del padre cocinero.

Como también se dejó mimar hace dos años durante el Salón de Gourmets, en cuya órbita se reunieron hace más de 40 años los padres (Arzak, Pedro Subijana) de la Nueva Cocina Vasca, germen de la moderna cocina española. 
“No me pienso retirar nunca”, dice Juan Mari Arzak. Y así será. Es el espíritu del viejo rockero que, como él dice, mira la vida y la cocina “con los ojos y la curiosidad de un niño”.

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