La comida de las geishas contada en Netflix por el cineasta Kore-eda

La comida de las geishas contada en Netflix por el cineasta Kore-eda

La comida de las geishas contada por el cineasta Hirokazu Kore-eda se sirve en Netflix. Makanai: la cocinera de las maiko ha saltado del manga, el cómic japonés, a la televisión. Es la primera serie para la plataforma Netflix del famoso  director de cine japonés, aunque su carrera se inició precisamente en la televisión. Makanai consta de nueve episodios que reflejan la evolución de dos amigas adolescentes, Kiyo y Sumire, quienes dejan su Aomori natal para ir a Kioto y probar suerte como maiko, las aprendices de geisha o geiko, como se las denomina en la antigua capital de Japón. 

Kioto es la capital de las geishas. Las geiko y las maiko entretienen con bailes, músicas y juegos a turistas y locales en casas de té (ozashiki), restaurantes tradicionales de lujo (ryōtei), cenas privadas, eventos y festivales. Hay cinco barrios o hanamachi donde estas flores, como se las llama, viven en la ciudad. El barrio más conocido es Gion, donde Kore-eda (Tokio, 1962) estuvo documentándose para la serie. El director profundizó en el día a día de las okiya, las casas donde las maiko viven junto a sus maestras y a las expertas geiko. Estas casas albergan un núcleo familiar, donde las compañeras se llaman entre sí «hermanas» (onee chan) y a las maestras les dicen «madre» (okaa san). «Descubrí comunidades de mujeres que no están ligadas por lazos de sangre, pero que constituyen una familia», afirma el cineasta. Reacio a las historias tradicionales japonesas, la esencia familiar de las casas de maiko fue lo que le conmovió y animó a llevar a cabo el proyecto.

Precisamente las familias, tanto en las que se nace como las elegidas, son eje habitual de las historias que cuenta Kore-eda en sus películas. En las películas japonesas siempre hay comida. Y también la comida suele ser ingrediente clave de los filmes de Kore-eda, con imágenes detallistas de los alimentos. Es el caso de su película más reciente, Broker, estrenada en España el pasado diciembre. 

Makanai, el nombre que da título a la serie de Netflix es en japonés la comida de los empleados (en restaurantes y empresas), y así también se le llama al cocinero o cocinera que la elabora. Kiyo, la Makanai de las maiko, no tiene talento como aspirante a geisha. A diferencia de su amiga Sumire, brillante en su preparación, la chica es torpe en sus movimientos, pero es enormemente creativa y eficaz en el tema gastronómico. En la cocina de la okiya es feliz. «Aquí encontré mi pasión», le dice a una maiko mientras contemplan los rayos que se reflejan sobre la mesa de la cocina, que le recuerdan a la casa de su abuela en Aomori, donde trasteaba entre cazuelas.

«El sabor hace sentir nostalgia», suele decir Kiyo a sus compañeras de casa, que siempre van presurosas a la cocina a ver qué les ha preparado la makanai. Y esta joven cocinera cuenta que saluda por las mañanas a la cocina, a las cacerolas, las sartenes, la plancha y los palillos. Va al mercado a por los ingredientes de temporada y se emociona con los productos que adora, como las famosas manzanas de Aomori. Aprende los toques especiales de los gustos de Kioto y elabora una cocina casera nutritiva y muy pensada para cada ocasión: unas gyozas con forma de corazón para despedir a una compañera que se va, unos bocados pequeños para no estropear el maquillaje de labios… Es capaz de cocinar comfort food hasta con un pan de molde convertido en tarta con frutas y algo tan anodino como los bordes del pan fritos como torreznos se convierten en algo exquisito para las chicas. 

Lo que Kiyo hace es washoku, la comida japonesa común que se come en las casas. No esperen los espectadores de la serie un despliegue de sushi, pero sí de tempura, de fideos, de caldos, de verduras hervidas, de dulces evocadores de memorias de infancia. 

Lo que sí ofrece Makanai, la cocinera de las maiko son elementos del Japón idealizado: ceremonias, vestidos exóticos, casas antiguas con paneles y tatamis…

Las geishas y sus espectaculares atuendos y peinados son una imagen recurrente del Japón típico pero aunque según muestra esta serie de Netflix hay jóvenes contemporáneas que quieren introducirse en este mundo, la realidad es que es un mundo en extinción, con unas 1.000 geishas en todo Japón (sobre todo Kioto, Tokio y Kanazawa). Generalmente ha prevalecido la idea de la geisha como una cortesana o chica de compañía, pero su esencia es una mujer artista, entrenada en la música, la danza, el canto y la gestualidad poética. Precisamente en un episodio de Makanai el padre de Sumire acude a Kioto a ver qué hace su hija y si tiene algún riesgo y comprueba que no hay nada sexual de por medio. No obstante, la serie pasa de puntillas sobre el asunto, da una imagen tranquilizadora y tampoco incide en algo que llama la atención: ¿cómo una chica de 15 o 16 años decide dejar sus estudios y centrarse en el entrenamiento como maiko? Padres y madres llevan a sus hijas a las casas de geishas como quienes las llevan al conservatorio a estudiar piano o ballet. 

Imagen de la serie de Netflix ‘Makanai, la cocinera de las maiko’. 

Y está claro el interés que las icónicas geishas despiertan en el público japonés. Maiko-san chi no makanai-san, el manga en el que la serie de Netflix está inspirada, ha vendido casi tres millones de copias.  Este cómic, creado por Aiko Koyama, fue publicado en 2016 por la editorial Shogakukan; ganó importantes premios y fue adaptado a una serie de dibujos animados que emitió la televisión japonesa NHK en 2021 y 2022. 

Al igual que en las películas de Kore-eda, ganador de la Palma de Oro de Cannes con Un asunto de familia (2018) la cocina y el acto de comer, solo o acompañado, tiene una gran importancia en el manga de Aiko Koyama. La comida es algo que une, que conforta y que da energía y alegría. 

 

Imágenes del manga 'Maiko-san Chi no Makanai-san'.
Imágenes del manga ‘Maiko-san Chi no Makanai-san’.

Nana Mori y  Natsuki Deguchi interpretan a las amigas de infancia Kiyo y Sumire y conocidos actores de las películas de Kore-eda aparecen en los capítulos de Makanai. La ambientación es preciosa, con la ciudad de Kioto luciendo sus atractivos. «Es interesante como tan solo una calle separa la era moderna de un mundo antiguo», ha comentado sobre el rodaje el cineasta japonés.

En esta serie no hay acción ni misterio, el tiempo transcurre pausado. Es una producción para los adictos a la cultura japonesa. Y es recomendable verla en versión original subtitulada. 

 ¡Itadakimasu! ¡Que aproveche!…

 

 

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