Los sabores de la Costa Brava viajan al País Vasco

Los sabores de la Costa Brava viajan al País Vasco

Los sabores mediterráneos se han fundido con los del Cantábrico en un encuentro entre cocineros catalanes y vascos. Esta armonía cómplice a 12 manos de productos y estilos, denominada De Costa a Costa, ha servido para mostrar cómo los seductores ingredientes de la despensa de Girona se pueden maridar con la culinaria vasca. Esta experiencia -con productos agroalimetarios certificados con el sello de calidad Girona Excel·lent y vinos de la DO Empordà – se ha celebrado  en San Sebastián, en un nuevo hotel sostenible, Arima, ubicado junto a la universidad gastronómica Basque Culinary Center. Pero los responsables del turismo gerundense (Costa Brava Pirineu, Diputació de Girona, Patronat de Turismo Costa Brava Girona) tienen en cartera nuevas acciones en otras ciudades para fomentar el gastroturismo en su territorio. 

El menú -con una suma de 11 estrellas Michelin– fue desarrollado por tres embajadores de la Costa Brava Paco Pérez (restaurantes Miramar**, en Llançà, Terra*, en Sant Feliu de Guíxols, y Enoteca**, en Barcelona), Mateu Casañas (restaurantes Disfrutar**, en Barcelona, y Compartir, en Cadaqués) y Marc Gascons (restaurante Els Tinars*, en Llagostera). Por parte vasca, los chefs Paulo Airaudo (restaurante Amelia*, en Donosti), Álvaro Garrido (restaurante Mina*, en Bilbao) y Sergio Ortiz de Zarate (restaurante Zarate*, en Bilbao).

El exquisito menú, con la ambientación de una lonja mediterránea y juego de subasta incluido, tuvo un eminente acento marino. Las siguientes imágenes son prueba de ello.

Salmonete, col de Bruselas y kale. Plato de Paulo Airaudo. / R. RIVAS
Anchoas de L’Escala con mató de almendra, trufa y miel de abeto, de Mateu Casañas. / R. R.
Espardenyes y angulas con holandesa de su cine y trufa negra. Plato de Paco Pérez. / R. R.
Kokotxas de merluza y crestas al pil pil. Plato de Sergio Ortiz de Zarate. / R. RIVAS
Gamba de Palamós, flor de guisante y pancita ibérica. Plato de Marc Gascons. / R. RIVAS

 

Del mismo modo que el País Vasco es un foco internacional de turismo gastronómico, el talento y creatividad de sus chefs, junto a los atractivos culturales y paisajísticos, le sirve a la Costa Brava como escaparate de sus encantos para atraer turistas.

Anchoa de La Escala. / P.D.

GIRONA, POTENCIA GASTRONÓMICA

Con 16 restaurantes que suman 20 estrellas Michelin, Girona cuenta con el considerado por The World’s 50 Best “Mejor restaurante del mundo”: El Celler de Can Roca. El espacio gastronómico liderado por los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca contará en breve con una extensión dulce en el centro de Girona, Casa Cacao, donde el chocolate será protagonista en un hotel boutique con obrador.

Y el que también fue durante años mejor restaurante del mundo, elBulli, capitaneado por Ferran Adrià, con influencia universal en las cocinas, renacerá pronto en Cala Montjoi (Roses). Allí se instalará un laboratorio expositivo de investigación, innovación y creación culinaria, elBulli 1846.

Junto a estas figuras, Fina Puigdevall con Les Cols en Olot; Paco Pérez con Miramar en Llança; Mateu Casañas con Compartir en Cadaqués; Marc Gascons con Els Tinars en Llagostera o Iolanda Bustos con La Caléndula en Regencós son algunos de los artífices del potencial gastronómico de Girona. 

La provincia cuenta con 2.000 restaurantes y las bodegas también contribuyen a fomentar esa identidad de sabores a descubrir. Además del gastroturismo, el enoturismo es una vía excelente para recorrer Girona. La región vinícola ampurdanesa (D. O. Empordà) incluye 2.000 hectáreas de viña que agrupan a más de 300 viticultores y 43 bodegas, 27 de las cuales ofrecen experiencias enoturísticas. Y cada mes de abril, desde hace seis años, tiene lugar en el Ampurdán el festival Vívid, una puerta abierta al mundo del vino en la Costa Brava. 

Cadaqués. / M. Geli – P. Planagumà.

 

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